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Los niños son mucho más despiertos de lo que muchos adultos creen. Eso es lo primero que debemos tener en cuenta cuando vamos a trabajar en su motivación, porque de lo contrario, se sentirán subvalorados y comenzarán a decepcionarse y aburrirse incluso antes de empezar.

Para mantener su atención  mientras les exponemos, es imprescindible entregarles el mensaje en forma entretenida, el aprendizaje se facilita tocando el corazón de los niños,  que ellos sientan que les están contando una historia con sentido, pero emocionante y así  dejen volar su imaginación. Todos tenemos sueños, sin embargo los más pequeños tiene una capacidad mayor de soñar despiertos. Podemos tomar eso como una oportunidad y darles las herramientas para que desarrollen su propia versión de la historia.

Las características de la historia que les vamos a contar las decidiremos nosotros, pero si agregamos anécdotas verídicas, que los hagan reír y que nos tengan a nosotros como protagonistas, el resultado será aún más positivo, y es justamente eso lo que buscamos, positivismo, una actitud positiva en ellos que debe partir desde nosotros, dándoles el ejemplo con nuestro propio pensamiento positivo, particularmente frente a la adversidad o las situaciones más complejas. De esta forma, en su imaginación podrán crear sus propios héroes, héroes que pueden ser ellos mismos.

Una vez que les entregamos el mensaje “motivador”, vienen los objetivos. Debemos ayudarlos a plantearse metas claras, realistas, pero desafiantes. El objetivo debe tener un propósito y eso hay que explicárselos con mucho cuidado. Los niños necesitan entender el por qué y el para qué de los objetivos.

El camino para conseguir los objetivos puede ser largo y lleno de obstáculos e incluso de fracasos, porque así es la vida.  Sin embargo, los adultos (padres, profesores y entorno en general) estamos obligados a seguir motivando, a felicitar los logros por pequeños que sean.  Y lo más complejo de todo a enseñar con el ejemplo “la resiliencia”, a levantarse después de cada caída.   

Si al entorno le sumamos música, colores y juegos creamos un ambiente agradable, sin duda el resultado será mucho mejor y estaremos formando hombres y mujeres más felices y seguros de sí mismos.