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La motivación para el cambio personal es una cuestión de negocios y números

El cambio que necesitamos se va a producir siempre y cuando haya motivación. Y, aunque ustedes no lo crean, se trata de una cuestión de negocios y de números.

¿Qué se entiende por motivación?

Es relevante entender que la motivación significa “mover a la acción” y eso es lo que nos impulsa a cambiar.

Pero, ¿qué nos puede motivar a cambiar?  En mi opinión, lo primero es el nivel de consciencia, es decir, estar claros que donde estamos no es donde queremos permanecer.

Por ejemplo, “no me gusta el ambiente de trabajo, no me gusta lo que hago, no me siento cómoda (o) en la casa donde vivo, el auto que tengo, la pareja que me acompaña, el sobrepeso que tengo, etc” y ahí dar el paso.

Durante toda mi vida he visto como casi todo el mundo reclama por casi todo lo que lo rodea o experimenta, pero pocas veces he visto personas que de verdad asumen que su situación no deseada, cualquiera que sea, puede cambiar y que depende de nosotros modificarla.

El costo que implican los cambios

Suena fácil decirlo, pero ¿por qué sabiendo que la realidad que nos rodea es desagradable no nos motivamos a cambiarla? Mi respuesta es simple: todo cambio implica un costo y a veces puede ser doloroso asumirlo.

Entonces, se hace cuesta arriba emprender un cambio sabiendo que debemos sacrificar algo.

Para cambiar la casa debemos ahorrar y el ahorro implica sacrificio (dejar de consumir), para cambiar de pareja implica estar solos y la soledad es un sacrificio, para cambiar de trabajo necesitamos postular a empleos e ir a entrevistas, para ser emprendedor, ni hablar, diría que sumemos todas los sacrificios anteriores.

La visualización del cambio se transforma en motivación

Por lo tanto, ¿cómo uno se motiva a cambiar a pesar de saber que el costo es muy alto?

Mi respuesta es “visualización”. Debemos imaginar la nueva realidad que deseamos, visualizar con el más mínimo detalle ese nuevo escenario, por ejemplo: me veo esbelto y liviano, puedo hacer deportes con facilidad y me encanta andar con vitalidad. Tengo sobrepeso y, aunque deba sacrificarme y dejar de comer cosas que me gustan mucho, valdrá la pena emprender el cambio porque la nueva realidad que visualizo me atrae, me gusta y me hace muy bien.

Y ahí está el secreto de la motivación: lo que visualizo al cambiar es el ingreso (suma) y el sacrificio es el costo (resta), entonces la motivación surgirá cuando el ingreso sea mayor al costo. Atreverse al cambio para conseguir algo mejor puede ser un buen negocio si lo analizas bien.

En definitiva, para que te motives de verdad a cambiar debes visualizar muy bien esa nueva realidad que deseas y esa debe sumar más que los costos.

Te invito a conocer más sobre mis motivaciones y cómo aprendí a soñar en grande aquí.

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