El miedo es una emoción que se presenta en el día a día de todo ser humano. Sin embargo, no siempre sabemos cómo hacerle frente. En mi experiencia como montañista he aprendido a manejarlo en entornos peligrosos y quiero contarte la manera en la que tú puedes hacerlo en tu cotidianidad.
¿Qué se necesita para escalar? ¿Cómo entreno? ¿Desde cuándo me preparo? Estas son algunas de las preguntas que me hacen las personas cuando les cuento de mi próxima escalada. Escalar una gran montaña no es un reto sencillo y es por eso que entreno desde hace 11 años, tiempo en que el nunca he parado por un plazo mayor a tres días.
En esta ocasión, me dirijo a escalar el Ama Dablam, una montaña de 6 812 metros de altitud, ubicada en el lado este del Himalaya. Mi objetivo en esta ocasión será entrenar, disfrutar del camino y, si resulta, llegar a la cima. Hace más de un año y medio que no voy a una montaña y son varios retos los que debo enfrentar al volver a esta, debido a los peligros que se encuentran en el camino.
Escalar una montaña requiere sentir y enfrentar el miedo a lo largo de la travesía. Sin importar el tamaño o la complejidad, todas las montañas implican cierto nivel de peligro. El miedo no es una emoción exclusiva de los entornos peligrosos y puede ser encontrada en los distintos escenarios de la vida. Es por eso que quiero contarte sobre sus distintas formas y la manera correcta de abordarlas.
Las formas del miedo
En la vida encontramos dos tipos de miedos: los objetivos y los subjetivos. Los miedos objetivos son aquellos que se pueden predecir. Un ejemplo serían las avalanchas que se presentan en las montañas con pendientes de 45° o más, o las grietas que se encuentran cubiertas por la nieve que cae a lo largo del año.
Por otro lado, los miedos subjetivos son aquellos que no necesariamente son reales, sino que se desprenden de nuestras creencias y de las ideas que transmiten los demás. Son miedos infundados, que no cuentan con ningún tipo de evidencia tangible.
Pero, ¿cómo podemos enfrentarlos? Los miedos objetivos y subjetivos se trabajan de maneras diferentes. Los primeros se afrontan con preparación. Por ejemplo, yo puedo prepararme para el clima usando múltiples sistemas de pronósticos, siguiendo una ruta predeterminada y rodeándome de personas preparadas. Mientras que para enfrentar los miedos subjetivos, debo poner en duda mis propias creencias y las de los demás.
Paso a paso para vencer el miedo:
- Prepárate física, emocional y mentalmente. En tu día a día esto podría implicar ahorrar, entrenar, entre otras cosas.
- Rodéate de personas que te sumen y no que te resten. Saca de tu vida a las personas que te infunden miedo y busca personas positivas.
- Cuestiona tus creencias y las de los demás.
- No creas en lo absoluto. No existe nada que sea 100 % bueno ni nada que sea 100 % malo.
Las pequeñas metas
En ocasiones, los miedos se desprenden no de los peligros, sino de la manera en la que concebimos nuestros objetivos. ¿Qué quiero decir con esto? Tanto en la montaña como en la vida solemos medir nuestros éxitos basados en la capacidad de alcanzar un fin último y absoluto, por ejemplo, alcanzar la cima. Esto puede afectarnos de manera negativa, generando miedos innecesarios.
Para reducir y trabajar el miedo debemos poner nuestras expectativas en los diferentes pasos del camino. Marcar pequeñas metas que nos ayuden a disfrutar la travesía y no solo el breve momento en el que alcancemos la meta final.
El miedo te puede producir dos cosas negativas: o te paraliza cuando no es necesario o te hace mover en la dirección incorrecta. Para evitarlos debes conocer la forma en la que el miedo funciona, disminuyendo el impacto que este tiene en tu vida. Este sentimiento es parte de la vida del ser humano, lo importante es aprender a manejarlo, trabajarlo y enfrentarlo.