La conversación sobre cómo superar la crisis incluye, transversalmente, los conceptos de economía y ecología. Tal vez pienses que son palabras complejas, pero a diario las aplicamos en nuestras acciones. Hoy te cuento cómo algunos países han visto oportunidades en los obstáculos y cómo desde nuestra cotidianidad podemos construir un mejor futuro.
Al remitirnos al origen de la palabra economía, encontramos que viene del griego oîkos, que significa casa, y de némein, que se refiere a distribuir o administrar. De esta manera, la economía alude al orden del hogar y está presente en nuestra vida diaria, no solo en lo referente al dinero, sino también en la forma en que administramos los bienes y las actividades.

Por otra parte, la ecología consiste en la relación que tenemos los seres vivos con el espacio que habitamos. Por lo tanto, la economía está inserta naturalmente en la ecología. Dejar de lado cualquiera de las dos al hablar de la otra es desequilibrar la balanza. Lograr una relación sana entre ambas debe ser nuestra bandera para lograr un mejor futuro para todos.

Si te estás preguntando por la relación entre estos conceptos y la crisis, quizá también vengan a tu mente el calentamiento global y el cambio climático. La manera en que nos hemos relacionado históricamente con el ambiente tiene incidencia directa en los fenómenos que experimentamos hoy. Escasez de agua, contaminación del aire, extinción de especies y crisis energética son algunas de las consecuencias. Entonces, ¿cómo podemos afrontar lo que viene?
La energía que consumimos

En la economía de los países, la producción y el consumo energético son variables fundamentales para las finanzas y la calidad de vida de los habitantes. Es la energía la que nos permite movilizarnos, comunicarnos, alimentarnos y soportar las temperaturas extremas. Así, la energía está presente en cada aspecto de nuestra existencia, ¿pero de dónde la obtenemos?

Hay fuentes de energía que son renovables, como el agua, el sol y el viento, y otras que no lo son, como los combustibles fósiles. Sin embargo, no por ser renovables son menos perjudiciales para el medioambiente. Por ejemplo, las hidroeléctricas requieren de una mega infraestructura para ponerse en marcha, lo que normalmente afecta los ecosistemas y los cauces de los ríos. Sin embargo, la extracción de combustibles fósiles es más agresiva con el entorno, y sus derivados tienen una alta incidencia en la contaminación.
¿Cuál es la forma de afrontar la crisis a partir de la producción y el uso energético?
Aunque la respuesta resulte obvia, migrar los sistemas de producción energética hacia la sostenibilidad requiere tiempo y gobiernos comprometidos. Cuando visito Chile, siempre me asombro al ver los campos de energía solar instalados en el desierto de Atacama. Pero el país no solo ha adoptado este tipo de energía, también ha incluido la eólica, la biomasa y el gas natural. De acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Chile es líder regional en la transición energética sostenible y con compromiso social.
Como lo menciona el BID en su sitio web, la implementación de algunas medidas, como el cierre de las centrales de carbón y el impulso de las nuevas tecnologías, ha impactado en el incremento de la capacidad instalada de

- Energía solar y eólica, que pasó de 0,6 % al 21,4 % en los últimos diez años,
- Generación solar distribuida, que se multiplicó por cuatro entre 2018 y 2020,
- Generación de energía renovable total, que alcanzó un 44 % en el 2019.

Aunque estas acciones dependen en gran parte de la voluntad política, también existen otras formas de estimular la economía energética. Noruega es un referente mundial, pues allí decidieron favorecer los vehículos eléctricos por encima de los convencionales. De esta forma, lograron acelerar la transición, aportar a la calidad del aire y disminuir la dependencia del petróleo. Además, según el medio El País, planean que para 2025 esté prohibida la venta de vehículos nuevos con motores tradicionales.
Los acuerdos políticos y la voluntad de las empresas privadas son fundamentales para mitigar la crisis energética actual. Asimismo, son las acciones a nivel país las que pueden consolidar el uso de energías limpias que verdaderamente aporten a la eficiencia y la sostenibilidad energética.
Sin embargo, aunque parece que todo está en manos de las grandes organizaciones, individualmente también podemos aportar.
Cómo superar la crisis a partir de acciones individuales
Yo creo firmemente que las crisis siempre son oportunidades y la que vivimos ahora tiene múltiples salidas que podemos adoptar. Los gobiernos pueden demorarse años en realizar cambios, pero nosotros podemos hacerlos de un día para otro. Aquí te comparto algunas acciones que puedes adoptar para aportar a la economía y a la ecología de tu entorno:

Adopta medios de transporte alternativos, regálate la oportunidad de caminar o de usar la bici cuando debas recorrer distancias cortas.

Usa la lavadora con una cantidad justificable de prendas, cuando la empleas para lavar un solo pantalón el impacto ambiental es muy alto.
En definitiva, podemos cambiar la economía de nuestro hogar y aportar a la ecología global con pequeños actos. Como decía Eduardo Galeano “mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo”.